Hay momentos en los que quisiera escapar de mi vida. Poder volar, atravesar el azul cielo, los inmensos océanos y mares, las más altas montañas, las extensas playas o los densos bosques. Poder ver con mis propios ojos cada rincón del planeta, y luego irme a un lugar lejos, muy lejos de todo y no volver nunca. Estar sola con mi mundo. Mi mundo eres tú. No puedo hacer todo eso sin nadie a mi lado que me ayude, que me haga creer que todo es posible. Porque estoy segura de que contigo puedo volar. Pero sé que luego voy a despertarme de ese profundo sueño y ya todo se habrá esfumado. Sin ti nada tiene sentido, incluso ni los sueños más bonitos. De qué sirve soñar si lo que realmente queremos no se puede cumplir.
Sirve para ser feliz mientras dure. Y esos momentos de gratificación ayudan a ver la felicidad en cosas en las que antes no hubieras imaginado.
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